El Plan Metropolitano de Refugio para Abejas y Agentes Polinizadores es una propuesta que alcanza dimensiones arquitectónicas, paisajísticas, territoriales y ambientalistas dentro de la Ciudad de México que espera ser implementada.El núcleo de la iniciativa se basa en una cooperación entre diferentes actores y especies para revincular una relación centenaria que actualmente ha alcanzado un nivel crucial de decadencia con graves daños sociales y ecológicos.
La actividad central es activar un programa en el que el sistema de prisiones y centros sociales de reinserción de la ciudad situados en lo que antaño era el territorio periférico de la metrópoli puedan acoger a refugiados por agentes polinizadores. Para ello se aprovecharán las características arquitectónicas de estas unidades para salvaguardar a las abejas en peligro de extinción. En las extensiones de terreno limítrofes crecerán flores autóctonas. Los tejados de los edificios se utilizan para acumular agua de lluvia para el riego y paneles solares para la iluminación y el bombeo. En los jardines de flores hay colmenas y los internos con capacidad y ganas de trabajar pueden convertirse en jardineros y apicultores. Ofreciendo con ello la posibilidad de adquirir las habilidades de una oportunidad laboral autopromovida una vez reinsertados en la sociedad.
Los beneficios fluyen en múltiples direcciones. Abejas, mariposas, murciélagos y otros polinizadores pueden tener un refugio más seguro donde vivir. El paisaje se transforma gracias al papel reforzado de la polinización. Los productos obtenidos de la apicultura promoverán una mejor nutrición dentro de las prisiones y unos ingresos estables para los reclusos.
La actividad central es activar un programa en el que el sistema de prisiones y centros sociales de reinserción de la ciudad situados en lo que antaño era el territorio periférico de la metrópoli puedan acoger a refugiados por agentes polinizadores. Para ello se aprovecharán las características arquitectónicas de estas unidades para salvaguardar a las abejas en peligro de extinción. En las extensiones de terreno limítrofes crecerán flores autóctonas. Los tejados de los edificios se utilizan para acumular agua de lluvia para el riego y paneles solares para la iluminación y el bombeo. En los jardines de flores hay colmenas y los internos con capacidad y ganas de trabajar pueden convertirse en jardineros y apicultores. Ofreciendo con ello la posibilidad de adquirir las habilidades de una oportunidad laboral autopromovida una vez reinsertados en la sociedad.
Los beneficios fluyen en múltiples direcciones. Abejas, mariposas, murciélagos y otros polinizadores pueden tener un refugio más seguro donde vivir. El paisaje se transforma gracias al papel reforzado de la polinización. Los productos obtenidos de la apicultura promoverán una mejor nutrición dentro de las prisiones y unos ingresos estables para los reclusos.